El merecido Premio Planeta 2018, Santiago Posteguillo, en su línea, ha creado una novela que como todas las anteriores enganchan desde sus primeras páginas y se intensifica a medida que se desarrolla la trama. Siendo fiel a los hechos históricos, introduce algunos personajes ficticios para resaltar aspectos de la época, como la vida de unos esclavos.
Lo que más me ha sorprendido es descubrir la inteligencia y visión de futuro de una mujer que pasó desapercibida para los historiadores y que, como muy bien explica al final el autor, quizás no pudo ser de otra forma al ser hombres esos mismos historiadores; donde una mujer solo podía trabajar en un segundo plano con la suficiente astucia y audacia para persuadir a quien tenía el poder de ejecutar sus planes.
La sinopsis:
192 d.C. Varios hombres luchan por un imperio, pero Julia, hija de reyes, madre de césares y esposa de emperador, piensa en algo más ambicioso: una dinastía. Roma está bajo el control de Cómodo, un emperador loco. El Senado se conjura para terminar con el tirano y los gobernadores militares más poderosos podrían dar un golpe de Estado: Albino en Britania, Severo en el Danubio o Nigro en Siria. Cómodo retiene a sus esposas para evitar su rebelión y Julia, la mujer de Severo, se convierte así en rehén.