Después de leer algunas novelas de autores desconocidos (como soy yo mismo, y quizás con un cierto afán rebelde de compensar la injusticia sentida), cedi al impulso de leer alguna novela de reconocido prestigio, con lo que uno eleva casi a nivel de garantía la posibilidad de no equivocar una lectura placentera. Me decidí por una de Javier Marías: “Mañana en la batalla piensa en mí”. No me equivoqué. Además de lo que me parece un léxico castellano rico, con expresiones conceptualmente precisas, Javier Marías inventa una trama sobre la mentira, la que utilizamos según con quien tratamos y la que, en no pocas ocasiones, nos contamos a nosotros mismos para justificar nuestras acciones.
Una mujer casada muere repentinamente en los brazos de un amante que no llega a serlo. Éste, el protagonista, en lugar de una noche memorable, se encuentra solo en una casa con un niño y el cadáver de su madre sin saber muy bien qué hacer. En los días y meses posteriores sentirá la necesidad de conocer a la familia de la difunta. Cuando el marido finalmente conoce la identidad del hombre con el que su mujer había iniciado, o pretendido, una relación extramatrimonial, se cita con él: quiere hacerle partícipe de un secreto.